Para mantener su vida llena del Espíritu Santo

Mantener su vida llena del Espíritu Santo
(Efesios 5:6-18)
Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. 7No seáis, pues, partícipes con ellos. 8Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz 9(porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), 10comprobando lo que es agradable al Señor. 11Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; 12porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. 13Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo. 14Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo. 15Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 17Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. 18No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu

¿Que debemos hacer para mantener nuestras vidas llenas del Espíritu Santo?
Tenemos que negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz, negar nuestros malos pensamientos consagrándonos a predicar el evangelio.
A fin de “mantener una vida llena del Espíritu Santo” debemos consagrarnos a predicar el evangelio. Para vivir una vida llena del Espíritu Santo, primero debemos recibir la bendición de que del Espíritu Santo more en nuestros corazones. Para recibir la vida en el Espíritu Santo debemos tener este tipo de fe, es decir, nosotros debemos creer en el evangelio del agua y el Espíritu que Dios nos dio. Teniendo esta fe, recibiremos la bendición que hace que el Espíritu Santo more en nosotros.
¿Aquellos que han recibido al Espíritu Santo quieren tener una vida llena del Espíritu Santo? Claro que si. Pero ¿Por qué es que algunos de ellos no pueden vivir esta vida? La razón es que sus propios problemas se sobreponen a la obra de Dios, lo que significa que ellos no pueden andar con Él. Para mantener una vida llena del Espíritu Santo, debemos aprender a creer en la Palabra de Dios. En primer lugar, mirando en la Biblia debemos averiguar qué tipo de vida y fe debemos tener.
¿Cuál es la razón por la que algunas personas no pueden vivir una vida llena del Espíritu Santo?
Primero, podemos decir que se debe a que ellos no pueden negarse a sí mismos. La Biblia dice que sólo aquellos que se niegan a sí mismos pueden andar con el Señor. Tratar de lograr una vida llena del Espíritu Santo no es posible a través del propio poder de uno mismo, todos debemos tener fe en la vida en el Espíritu Santo y negarse a sí mismos. Incluso para aquellos que tienen la vida en el Espíritu Santo, es difícil abandonar sus egos y no tener alguna preocupación por el Reino de Dios. Así que para tener la vida llena del Espíritu Santo, debemos servir al evangelio del agua y el Espíritu. Sólo entonces puede la persona negarse a sí misma y vivir como siervo justo.
En Mateo 16:24-26 dice, “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”
La razón por la que algunas personas que nacen de nuevo no pueden vivir una vida llena del Espíritu Santo que es que no se negaron a la lujuria de su carne. Incluso las personas que tienen la vida en el Espíritu Santo sólo pueden seguir el Espíritu Santo cuando ellos dejan la lujuria de su carne. Hay muchos aspectos de la vida de la carne que nosotros debemos rendir para seguir al Señor. El Señor dijo, “niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”
Vivir carnalmente es la muerte, pero vivir espiritualmente es vida y la paz. Las personas que desean andar en el Espíritu deben abandonar la vida de la carne. Sólo aquellos que se atreven a hacer este sacrificio pueden mantener una vida llena del Espíritu Santo. Ésta es la verdad de la llenura del Espíritu Santo.
¿Qué quiere usted seguir, al Señor o al mundo?
La elección es suya, una vida llena del Espíritu Santo o una vida de lujuria. Si usted realmente quiere vivir una vida llena del Espíritu Santo, la elección es suya. Dios nos salvó de todos nuestros pecados y nos dio el don de la vida en el Espíritu Santo. Pero depende de usted decidir si vive una vida llena del Espíritu Santo. En otras palabras, la vida llena del Espíritu Santo no es algo que Dios predestine. La vida llena del Espíritu Santo sólo depende de la voluntad de aquellos que creen en el bello evangelio del agua y el Espíritu.
Usted debe tener la voluntad de vivir una vida llena del Espíritu Santo.

Si usted tiene voluntad para vivir una vida llena del Espíritu Santo, Dios se lo permitirá. Él le ayudará y le bendecirá. Pero si usted no quiere, usted debe dejar la vida llena del Espíritu Santo.
Usted sólo puede recibir la vida en el Espíritu Santo por la fe en el evangelio del agua y el Espíritu y no por su voluntad. Pero vivir y mantener una vida llena del Espíritu Santo son totalmente dependientes en su voluntad.
Por consiguiente, si usted quiere una vida llena del Espíritu Santo, usted debe examinar su propia voluntad y debe pedir la ayuda de Dios. Si nosotros realmente queremos la vida llena del Espíritu Santo, Dios nos bendecirá y cumplirá nuestros deseos. Pero para lograr nuestra meta, debemos negarnos a la lujuria de la carne.
Segundo, para vivir una vida llena del Espíritu Santo, debemos llevar nuestra propia cruz. Debemos vivir e incluso andar por la voluntad de Dios en las situaciones difíciles. Esto es lo que significa vivir una vida justa llena del Espíritu Santo.
Y tercero, el Señor dijo, “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Esto significa que seguir al Señor es relevante en nuestras vidas. De hecho, si nosotros le seguimos a Él, nuestro espíritu y nuestra carne prosperarán pero si no lo seguimos y escogemos vivir las vidas a nuestra propia manera, nuestro espíritu y carne perecerán.
¿Por qué no podemos tener vidas llenas del Espíritu Santo? La razón es que nosotros no negamos nuestros pensamientos, a saber la lujuria de la carne. Cuando nosotros seguimos a Jesús, el Espíritu fortalece nuestro ego interno y por consiguiente Él puede guiarnos con mayor contundencia.
En Efesios 5:11-13 dice, “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.” Los Cristianos no deben tener compañerismo con las obras estériles de la oscuridad. Pero cuando nosotros nos complacemos en las obras estériles de la oscuridad, Dios nos dice que las expongamos. Nosotros seremos reprobados con nuestras obras de oscuridad, porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas.
¿Quién es capaz de exponer y hablar sobre todas estas cosas vergonzosas? Si otros, sus hermanos o hermanas y los siervos de Dios no pueden exponerlos, usted debe exponerlos solo. Se dice que todas las cosas que son expuestas son manifiestas por la luz. Por consiguiente nosotros debemos admitir nuestros malos hechos que nos impiden ser justos, y ser guiados por el Espíritu Santo para exponer los obras estériles de oscuridad a través de nosotros mismos o de nuestro líder.
En este mundo, todas las cosas que son expuestas terminan como son, reprochadas por la Palabra de Dios, todas las cosas expuestas son hechas manifiestas por la luz, debido a que todo es hecho manifiesto en la luz. Debido a que estamos muy lejos de ser perfectos, cometemos muchos pecados inconscientemente en este mundo. Sin embargo, cuando vertimos la luz de la Palabra de Dios en nosotros, nos damos cuenta de ciertos pecados y podemos admitirlos. Y así es que nosotros venimos a dar gracias a Dios.
Porque Jesús se llevó todos nuestros pecados e iniquidades, y toda justicia de Dios fue cumplida cuando Él fue bautizado en el río Jordán, nosotros podemos ser manifiestos a la luz a través de justicia de Dios. Billones de pecados que la humanidad ha cometido se transfirieron a Jesús cuando Juan lo bautizó. Él es el Cordero de Dios que se llevó los pecados del mundo, murió en la Cruz al ser juzgado por ellos, y resucitó. Jesús perdonó todos los pecados de la humanidad y cuando Él dijo, “Consumado es” (Juan 19:30), toda humanidad fue salvada. Nosotros nos santificamos a través de nuestra fe en lo que Jesucristo hizo. Desde que nuestros pecados fueron perdonados, podemos entrar de nuevo en la luz y podemos seguir a Dios honradamente. Dios nos dijo que aprovecháramos bien el tiempo
Pablo dijo que si nosotros queremos vivir una vida llena del Espíritu Santo, debemos aprovechar el tiempo. En Efesios 5:16-17 dice, “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.” Si nosotros queremos vivir una vida llena del Espíritu Santo, debemos aprovechar el tiempo y no debemos ser imprudentes. Nosotros debemos entender lo que es la voluntad del Señor y hacerla. Debemos decidir qué es lo que más vale la pena: la vida fiel a nuestra carne o consagrarnos a Dios.
Después de que nacemos de nuevo, el Espíritu Santo mora dentro de nosotros. Si recibimos la vida en el Espíritu Santo, significa que nuestro Amo es el Señor y Él es nuestro Rey. Sólo Él es nuestro Salvador y nosotros debemos admitir absolutamente que Él nuestro Dios. Él es nuestro único Amo. Él es el Amo que me hizo, perdonó todos mis pecados y me bendijo. Y Él es el Rey que tiene el dominio sobre mi vida y muerte, bendiciones o maldiciones. Nosotros debemos admitir que el Señor es el Amo y Dios así nosotros debemos obedecerlo a lo largo de nuestras vidas.
Veamos lo que dice de Filipenses 2:5-11 “5Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
Pablo dijo, “5Haya, pues, en vosotros este sentir.” Él dijo que éste era el corazón de Jesucristo. Lo que Pablo dijo era que “este sentir” es el de Jesús quien es Dios el Creador y vino a este mundo para salvar a Su pueblo de sus pecados según la voluntad de Su Padre. El Señor vino a este mundo y se llevó todos los pecados del mundo a través de Su bautismo por Juan. Y cuando Él murió en la Cruz, con Él se expiaron los pecados del mundo. Él entonces resucitó después de tres días y se volvió nuestro Salvador.
La razón por la que Jesucristo, el Creador, vino a este mundo fue por salvarnos. Él mostró Su amor por nosotros a través de Su bautismo y sangre en la Cruz. Toda la creación debe arrodillarse ante Él y apreciar Su amor que nos dio el perdón de pecado humillándose como una criatura pese a que Él es el Creador. Por eso todas las criaturas deben confesar que Él es su verdadero Salvador. Él nos hizo confesar que Él no sólo es el Señor de toda la creación sino también el Señor de toda justicia para nosotros.
Los que creemos en Dios y tenemos la vida en el Espíritu Santo, debemos creer que ‘Dios es el único Amo real para nosotros’ y que tenemos el amor de Jesucristo en nuestro corazón. Nosotros debemos tener fe en que nuestro amo no es nosotros mismos sino Jesucristo quien nos creó y nos salvo de todos nuestros pecados. Y también debemos tener fe en que Él es el Amo que nos hace vivir una nueva y bendita vida y prepara todo para nosotros y obra en nosotros.
Hay muchas personas que no quieren intercambiar amos después de nacer de nuevo. Hay muchos que tienen la vida en el Espíritu Santo pero insisten que ellos son los amos de ellos mismos. La vida llena del Espíritu Santo es la vida que sigue a Dios. Este tipo de vida no puede ganarse en un día sino sólo es posible cuando creemos que Jesús es el Amo de nuestras vidas y quien nos creó así como a todas las otras creaciones en el universo. Nosotros necesitamos tener la fe para servir a Jesús nuestro Señor, Amo y Dios que nos han salvado de nuestros pecados y nos han dado vida eterna en el Reino del Cielo.
Necesitamos tener presente la verdad. Muchas personas viven sus vidas como amos de ellos mismos. Ellos protegen y mantienen el dominio sobre sus propias vidas. Pero ahora es el tiempo para cambiar de amo. Nosotros ahora nos hemos vuelto de los que conocen a Dios, y así nuestro Amo esencial es el Señor.
Todos nosotros tenemos el pecado en nuestros corazones y debemos ser condenados al infierno por nuestro mal. Pero encontramos a Dios a través de nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Dios nos ama tanto que Él vino a este mundo, se llevó todos nuestros pecados bautizándose por Juan y derramando su sangre en la Cruz para volverse nuestro Salvador real. Y a través de nuestra fe en Dios, nosotros nos libramos de todos nuestros pecados. En otras palabras, nosotros recibimos la vida en el Espíritu Santo.
La Biblia dice, “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8:9). Cuando recibimos Su redención, esto es, la vida en el Espíritu Santo, nosotros nos volvimos hijos de Dios. El Espíritu Santo es Dios en nosotros y nosotros debemos andar en la justicia de Dios bajo la instrucción del Espíritu Santo. Para vivir así, debemos dejar el dominio sobre nosotros mismos. Después de que nos encontramos a Jesús y nos entregamos a Él, debemos hacerle nuestro único Amo.Nosotros debemos presentar nuestros corazones a Jesús como tronos.
Nosotros no podemos seguir al Señor si consideramos que el dominio de nuestras propias vidas es de nosotros mismos. Cuando Dios pide que lo sirvamos, decimos “Sí” sin retraso, si nosotros no somos nuestros propios amos. Por otra parte, nosotros podíamos decir ¿“Por qué debo hacerlo por usted?” La persona que es su propio amo se negará a hacer lo que Dios quiere que Él haga, pensando, “Él debe pedírmelo como un favor para yo hacer lo que Él quiere.” A tal una persona, las instrucciones de Dios le son nada más palabras ociosas y molestas.
Sin embargo para ser llenos del Espíritu Santo debemos obedecer Su orden. Nosotros no podemos ser como ovejas que son llevadas al matadero, sino que debemos seguir a Dios voluntariamente. Debemos seguir a Dios, nuestro Salvador que nos guía a lo largo del camino recto. Dios es el Señor que nos bendijo con la salvación. Si nosotros lo servimos como nuestro Amo y guardamos Sus reglas, podemos llenarnos del Espíritu Santo. Si usted y los miembros de su familia presentan a Jesús como su majestad y lo ponen por sobre todo el resto, ustedes tendrá gracia y bendiciones en sus vidas.
Quizá usted ha visto cuadros como el de un hombre que está navegando contra una fuerte tormenta y Jesús está de pie justo a un lado de él. Cuando parece que nosotros estamos en medio de tremendos desafíos en nuestras vidas y haciendo la obra del Señor, realmente es nuestro Señor Jesucristo quien está guiándonos y está sosteniendo nuestras manos. Es el Omnipotente Dios que vigila nuestras vidas. Él nos salvó. Él nos protege de Satanás, nos guía y tiene el dominio sobre de nuestras vidas.
Desde que Él se hizo nuestro Amo, Él nos cuida y nos bendice. Pero si nosotros no lo reconocemos como nuestro Amo, Él no puede realizar ese papel. Así como Él es Dios en persona, Él no nos obliga a que le obedezcamos. Aunque Él es el Omnipotente Dios, Él no hace nada por nosotros a menos que nosotros nos ofrezcamos a servirlo como nuestro Amo y pedirle ayuda. Ponga todas sus cargas sobre de Él
Ponga todas sus cargas sobre de Él y así pueda Él cumplir su dominio sobre nosotros. Sírvalo y admita que Él es nuestro Amo. Debido a que estamos muy lejos de ser perfectos, debemos poner todas nuestras cargas cosas sobre Él y debemos pasar toda la responsabilidad sobre Él. Una vez que nosotros ponemos sobre Él a nuestras familias, la vida diaria y todo lo demás, recibiremos la sabiduría de Dios y podremos vivir como Él quiere, manejando todos los problemas con la fe y el poder que Dios nos ha dado.
Nuestros problemas entonces se vuelven de nuestro Señor lo que significa que si nosotros seguimos a Jesús el Omnipotente Dios, Él tomará la responsabilidad por nosotros. Y podremos vivir una vida llena del Espíritu Santo y disfrutar la paz que reside en Él. Como Cristianos fieles, debemos arrodillarnos ante Dios, debemos reconocerle y debemos servirlo como nuestro Amo.
Veamos lo que dice en Filipenses 3:3 sobre qué tipo de fe debemos tener para vivir una vida llena del Espíritu Santo. “Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.” Lo que se entiende aquí por ‘la circuncisión es el que rinde culto a Dios en el Espíritu, se regocija en Cristo Jesús, y no tiene la confianza en la carne.
Para vivir como de la circuncisión nos significa cortar todo el pecado en nuestros corazones y pasarlo adelante a Jesucristo que fue bautizado por Juan. Aquellos que son guiados por el Espíritu deben sus vidas al Espíritu. Ellos sirven a Dios y se regocijan en Cristo Jesús que dice, “Jesús me ha llevado a vivir esta vida gloriosa. Él me hizo justo y me bendijo. Él me dio toda la gracia que yo necesitaba para servirlo.” Nosotros necesitamos vivir así. Ésta es la vida llena del Espíritu Santo. Pablo dijo, “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31).
En Filipenses 3:13-14 dice, “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Dios nos dijo que nos olvidáramos de esas cosas que están detrás de nosotros en el pasado, y que prosiguiéramos hacia delante. Nosotros debemos ir hacia nuestra meta. Sin tener en cuenta nuestros hechos malos o justos, debemos olvidarnos de esas cosas que están detrás de nosotros e intentar alcanzar a esas cosas que están adelante y apresurarnos hacia nuestra meta. Esta meta es servir a Su Voluntad apoyados en Jesucristo creyendo en Él.
Nosotros estamos lejos de ser perfectos, así que tendemos a caer cuando sentimos el aguijón de la carne. Sin embargo mirando hacia Dios y teniendo fe, podemos sobreponernos a todas nuestras debilidades e iniquidades. Cuando Jesucristo fue bautizado por Juan y murió en la Cruz, todos nuestros pecados se transfirieron a Él. Cuando Él se volvió nuestro Salvador a través de Su resurrección, nos dio vidas nuevas gracias a nuestra fe en Él. Por lo tanto, debemos deshacernos de todas esas cosas que están detrás de nosotros, ir hacia adelante y apresurarnos hacia nuestra meta. Para mantener una vida llena del Espíritu Santo
Nosotros debemos seguir a la meta por aquellas cosas que están delante y buscar la meta más alta. Yo espero que usted pueda olvidarse de todas las cosas pasadas tan rápidamente como sea posible si estas son una carga para usted. Hay muchas cosas que no pueden hacerse debido a nuestras debilidades, pero esto de ninguna es preocupación debido lo importantes está en el futuro. Debido a que el futuro es más importante, debemos dar el trono a Jesucristo a través de la fe y ser guiados por Él. Nosotros debemos permitirle decidir cómo viviremos en el futuro y hacer lo que le agrada a Él.Tenemos que vivir como los discípulos lo hicieron.
Podemos llevar una vida llena del Espíritu Santo únicamente si somos fuertes en nuestra fe en la remisión de pecados. Esto es muy importante, veamos 2 Timoteo 2:1-10. “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo. Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio, en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa. Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.”
Así como Pablo dijo a Timoteo, el Espíritu Santo nos dice, “esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.”
“Esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.” Esfuérzate en la gracia significa que tenemos que fortalecer nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu creyendo en Él y aferrándose a Él. Jesucristo vino en este mundo para aceptar todos nuestros pecados a través de Su bautismo, murió en la Cruz, resucitó y se volvió nuestro Salvador. Esto significa que nosotros debemos esforzarnos en la gracia de Dios y debemos ser agradecidos a Él. Dios nos salvó y por consiguiente nosotros debemos aceptar la salvación a través de la fe como un regalo de Dios. Ésta es la salvación por la remisión de pecados. No tiene nada por que hacer ofrecimiento mediante oraciones diarias cada mañana o donar dinero para la construcción de una iglesia. Todos estas cosas hacen más daño que bien para recibir la salvación.
Nuestra salvación a través del perdón de pecados significa que Jesucristo, sin tener en cuenta nuestros hechos, fue bautizado para llevarse todos nuestros pecados, entonces murió en la Cruz para borrar todas nuestras transgresiones. Él resucitó para salvarnos de todos nuestros pecados. Los Pastores pueden ser perdonados por sus pecados creyendo en este evangelio de verdad, como hombres comunes. Cualquiera que cree en Jesucristo así, con todos su corazón recibe el perdón de pecado. Por lo tanto podemos tener confianza en la gracia de la salvación y podemos fortalecer nuestra fe.
Si nosotros queremos una vida llena del Espíritu Santo, debemos esforzarnos en nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu.
Hay áreas en nuestras vidas donde nosotros no nos medimos, y tenemos nuestras áreas débiles. Por eso debemos esforzarnos en la gracia de la salvación. Cada vez que nuestros fracasos aparecen tenemos que meditar en nuestra fe diciéndonos, “Dios me salvó a través del evangelio del agua y el Espíritu. Jesús perdonó todos mis pecados a través del agua y el Espíritu.” Nosotros nos volvemos justos creyendo en este evangelio y nos fortalecemos teniendo la vida en el Espíritu Santo. Nosotros nos salvamos de todos nuestros pecados y nos hacemos fuertes creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Nosotros venimos a ser personas bendecidas a través de nuestra fe.
Pablo dijo, “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Esto es un muy importante. Significa que debemos dedicar nuestras vidas a Dios. “Si, pues, coméis o bebéis.” Nosotros debemos comer, beber y ser fuertes para Dios para hacer Su obra. Nosotros debemos comer las cosas buenas para nuestra salud para predicar el evangelio.
“Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado” (2 Timoteo 2:4). Usted debe llevar una vida llena del Espíritu Santo para predicar el evangelio. Nosotros podemos vivir una vida fiel cuando guiamos nuestra vida para predicar el evangelio. Todos los que viven una vida fiel así, están llenos del Espíritu Santo. Todos debemos esforzarnos para vivir llenos del Espíritu Santo. Incluso las ofrendas que usted hizo a través de su trabajo, debe usarse para el evangelio.
Si usted quiere mantener una vida llena del Espíritu Santo, debe dedicarse al Señor, esté a Su servicio, use su dinero para el evangelio y comparta todas sus alegrías y dolores con Dios. Si queremos llevar este tipo de vida, debemos vivir en la fe con la fuerte voluntad de servir el evangelio.
Muchas personas hasta ahora han llevado una vida para ellos mismos. Ellos han levantado paredes y han acumulado propiedades para ellos siendo amos de sí mismos. Sin embargo, ahora tenemos que vivir para Dios. Debemos tomar a Dios como único Amo. El Señor dice, “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.” Viviendo la vida de un buen soldado significa ser partidario de las reglas. El Señor resuelve nuestros problemas por nosotros, nos protege y nos guía si vivimos para Él como Sus fieles soldados. Él nos dice que primero busquemos el Reino de Dios y Su justicia (Mateo 6:33).
No hay nada falso en la Palabra de Dios. Si nosotros la seguimos, experimentaremos la veracidad de Su palabra. Pero recuerde que primero usted debe tener la vida en el Espíritu Santo en su corazón. Una persona sin la vida en el Espíritu Santo no puede entregar su propio trono a Dios. Sin embargo, una persona con la vida en el Espíritu Santo puede dar el trono de su corazón a Dios y por eso puede experimentar la llenura del Espíritu Santo y tener felicidad y paz en su corazón.
Vivir en el Espíritu Santo se hará realidad en usted si usted lo entiende y cree en el bello evangelio del agua y el Espíritu. Si usted quiere tener la llenura del Espíritu Santo y quiere vivir una vida bendecida, usted debe servir Dios como el Rey y debe vivir para el bien de Su reino. Entonces usted se llenará del Espíritu Santo y entonces su corazón tendrá vida abundante y próspera y usted ganará las bendiciones de ser los hijos en el Reino de Dios.
Yo he entregado el mensaje a las personas que han recibido la salvación del pecado y la vida en el Espíritu Santo y creyendo en el Señor deben llevar una vida llena del Espíritu Santo. Yo he definido la vida llena del Espíritu Santo y les expliqué cómo puede mantenerse este tipo de vida. Yo también le he explicado esto a usted, y por fe debe entregar su trono al Señor y por fe usted debe servirlo y mantener una vida llena en el Espíritu Santo.
Una vez más, para alguien que tiene la vida en el Espíritu Santo, nacer de nuevo no es el fin. Él tiene que continuar llevando una vida llena del Espíritu Santo. Nosotros debemos saber ciertamente y creer que nuestros espíritus y carne sólo pueden ser bendecidos si nosotros llevamos una vida así.Usted debe tener la voluntad de vivir una vida llena del Espíritu Santo.
Si usted tiene voluntad para vivir una vida llena del Espíritu Santo, Dios se lo permitirá. Él le ayudará y le bendecirá. Pero si usted no quiere, usted debe dejar la vida llena del Espíritu Santo.
Usted sólo puede recibir la vida en el Espíritu Santo por la fe en el evangelio del agua y el Espíritu y no por su voluntad. Pero vivir y mantener una vida llena del Espíritu Santo son totalmente dependientes en su voluntad.
Por consiguiente, si usted quiere una vida llena del Espíritu Santo, usted debe examinar su propia voluntad y debe pedir la ayuda de Dios. Si nosotros realmente queremos la vida llena del Espíritu Santo, Dios nos bendecirá y cumplirá nuestros deseos. Pero para lograr nuestra meta, debemos negarnos a la lujuria de la carne.
Segundo, para vivir una vida llena del Espíritu Santo, debemos llevar nuestra propia cruz. Debemos vivir e incluso andar por la voluntad de Dios en las situaciones difíciles. Esto es lo que significa vivir una vida justa llena del Espíritu Santo.
Y tercero, el Señor dijo, “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” Esto significa que seguir al Señor es relevante en nuestras vidas. De hecho, si nosotros le seguimos a Él, nuestro espíritu y nuestra carne prosperarán pero si no lo seguimos y escogemos vivir las vidas a nuestra propia manera, nuestro espíritu y carne perecerán.
¿Por qué no podemos tener vidas llenas del Espíritu Santo? La razón es que nosotros no negamos nuestros pensamientos, a saber la lujuria de la carne. Cuando nosotros seguimos a Jesús, el Espíritu fortalece nuestro ego interno y por consiguiente Él puede guiarnos con mayor contundencia.
En Efesios 5:11-13 dice, “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.” Los Cristianos no deben tener compañerismo con las obras estériles de la oscuridad. Pero cuando nosotros nos complacemos en las obras estériles de la oscuridad, Dios nos dice que las expongamos. Nosotros seremos reprobados con nuestras obras de oscuridad, porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas.
¿Quién es capaz de exponer y hablar sobre todas estas cosas vergonzosas? Si otros, sus hermanos o hermanas y los siervos de Dios no pueden exponerlos, usted debe exponerlos solo. Se dice que todas las cosas que son expuestas son manifiestas por la luz. Por consiguiente nosotros debemos admitir nuestros malos hechos que nos impiden ser justos, y ser guiados por el Espíritu Santo para exponer los obras estériles de oscuridad a través de nosotros mismos o de nuestro líder.
En este mundo, todas las cosas que son expuestas terminan como son, reprochadas por la Palabra de Dios, todas las cosas expuestas son hechas manifiestas por la luz, debido a que todo es hecho manifiesto en la luz. Debido a que estamos muy lejos de ser perfectos, cometemos muchos pecados inconscientemente en este mundo. Sin embargo, cuando vertimos la luz de la Palabra de Dios en nosotros, nos damos cuenta de ciertos pecados y podemos admitirlos. Y así es que nosotros venimos a dar gracias a Dios.
Porque Jesús se llevó todos nuestros pecados e iniquidades, y toda justicia de Dios fue cumplida cuando Él fue bautizado en el río Jordán, nosotros podemos ser manifiestos a la luz a través de justicia de Dios. Billones de pecados que la humanidad ha cometido se transfirieron a Jesús cuando Juan lo bautizó. Él es el Cordero de Dios que se llevó los pecados del mundo, murió en la Cruz al ser juzgado por ellos, y resucitó. Jesús perdonó todos los pecados de la humanidad y cuando Él dijo, “Consumado es” (Juan 19:30), toda humanidad fue salvada. Nosotros nos santificamos a través de nuestra fe en lo que Jesucristo hizo. Desde que nuestros pecados fueron perdonados, podemos entrar de nuevo en la luz y podemos seguir a Dios honradamente. Dios nos dijo que aprovecháramos bien el tiempo
Pablo dijo que si nosotros queremos vivir una vida llena del Espíritu Santo, debemos aprovechar el tiempo. En Efesios 5:16-17 dice, “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.” Si nosotros queremos vivir una vida llena del Espíritu Santo, debemos aprovechar el tiempo y no debemos ser imprudentes. Nosotros debemos entender lo que es la voluntad del Señor y hacerla. Debemos decidir qué es lo que más vale la pena: la vida fiel a nuestra carne o consagrarnos a Dios.
Después de que nacemos de nuevo, el Espíritu Santo mora dentro de nosotros. Si recibimos la vida en el Espíritu Santo, significa que nuestro Amo es el Señor y Él es nuestro Rey. Sólo Él es nuestro Salvador y nosotros debemos admitir absolutamente que Él nuestro Dios. Él es nuestro único Amo. Él es el Amo que me hizo, perdonó todos mis pecados y me bendijo. Y Él es el Rey que tiene el dominio sobre mi vida y muerte, bendiciones o maldiciones. Nosotros debemos admitir que el Señor es el Amo y Dios así nosotros debemos obedecerlo a lo largo de nuestras vidas.
Veamos lo que dice de Filipenses 2:5-11 “5Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
Pablo dijo, “5Haya, pues, en vosotros este sentir.” Él dijo que éste era el corazón de Jesucristo. Lo que Pablo dijo era que “este sentir” es el de Jesús quien es Dios el Creador y vino a este mundo para salvar a Su pueblo de sus pecados según la voluntad de Su Padre. El Señor vino a este mundo y se llevó todos los pecados del mundo a través de Su bautismo por Juan. Y cuando Él murió en la Cruz, con Él se expiaron los pecados del mundo. Él entonces resucitó después de tres días y se volvió nuestro Salvador.
La razón por la que Jesucristo, el Creador, vino a este mundo fue por salvarnos. Él mostró Su amor por nosotros a través de Su bautismo y sangre en la Cruz. Toda la creación debe arrodillarse ante Él y apreciar Su amor que nos dio el perdón de pecado humillándose como una criatura pese a que Él es el Creador. Por eso todas las criaturas deben confesar que Él es su verdadero Salvador. Él nos hizo confesar que Él no sólo es el Señor de toda la creación sino también el Señor de toda justicia para nosotros.
Los que creemos en Dios y tenemos la vida en el Espíritu Santo, debemos creer que ‘Dios es el único Amo real para nosotros’ y que tenemos el amor de Jesucristo en nuestro corazón. Nosotros debemos tener fe en que nuestro amo no es nosotros mismos sino Jesucristo quien nos creó y nos salvo de todos nuestros pecados. Y también debemos tener fe en que Él es el Amo que nos hace vivir una nueva y bendita vida y prepara todo para nosotros y obra en nosotros.
Hay muchas personas que no quieren intercambiar amos después de nacer de nuevo. Hay muchos que tienen la vida en el Espíritu Santo pero insisten que ellos son los amos de ellos mismos. La vida llena del Espíritu Santo es la vida que sigue a Dios. Este tipo de vida no puede ganarse en un día sino sólo es posible cuando creemos que Jesús es el Amo de nuestras vidas y quien nos creó así como a todas las otras creaciones en el universo. Nosotros necesitamos tener la fe para servir a Jesús nuestro Señor, Amo y Dios que nos han salvado de nuestros pecados y nos han dado vida eterna en el Reino del Cielo.
Necesitamos tener presente la verdad. Muchas personas viven sus vidas como amos de ellos mismos. Ellos protegen y mantienen el dominio sobre sus propias vidas. Pero ahora es el tiempo para cambiar de amo. Nosotros ahora nos hemos vuelto de los que conocen a Dios, y así nuestro Amo esencial es el Señor.
Todos nosotros tenemos el pecado en nuestros corazones y debemos ser condenados al infierno por nuestro mal. Pero encontramos a Dios a través de nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Dios nos ama tanto que Él vino a este mundo, se llevó todos nuestros pecados bautizándose por Juan y derramando su sangre en la Cruz para volverse nuestro Salvador real. Y a través de nuestra fe en Dios, nosotros nos libramos de todos nuestros pecados. En otras palabras, nosotros recibimos la vida en el Espíritu Santo.
La Biblia dice, “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8:9). Cuando recibimos Su redención, esto es, la vida en el Espíritu Santo, nosotros nos volvimos hijos de Dios. El Espíritu Santo es Dios en nosotros y nosotros debemos andar en la justicia de Dios bajo la instrucción del Espíritu Santo. Para vivir así, debemos dejar el dominio sobre nosotros mismos. Después de que nos encontramos a Jesús y nos entregamos a Él, debemos hacerle nuestro único Amo.Nosotros debemos presentar nuestros corazones a Jesús como tronos.
Nosotros no podemos seguir al Señor si consideramos que el dominio de nuestras propias vidas es de nosotros mismos. Cuando Dios pide que lo sirvamos, decimos “Sí” sin retraso, si nosotros no somos nuestros propios amos. Por otra parte, nosotros podíamos decir ¿“Por qué debo hacerlo por usted?” La persona que es su propio amo se negará a hacer lo que Dios quiere que Él haga, pensando, “Él debe pedírmelo como un favor para yo hacer lo que Él quiere.” A tal una persona, las instrucciones de Dios le son nada más palabras ociosas y molestas.
Sin embargo para ser llenos del Espíritu Santo debemos obedecer Su orden. Nosotros no podemos ser como ovejas que son llevadas al matadero, sino que debemos seguir a Dios voluntariamente. Debemos seguir a Dios, nuestro Salvador que nos guía a lo largo del camino recto. Dios es el Señor que nos bendijo con la salvación. Si nosotros lo servimos como nuestro Amo y guardamos Sus reglas, podemos llenarnos del Espíritu Santo. Si usted y los miembros de su familia presentan a Jesús como su majestad y lo ponen por sobre todo el resto, ustedes tendrá gracia y bendiciones en sus vidas.
Quizá usted ha visto cuadros como el de un hombre que está navegando contra una fuerte tormenta y Jesús está de pie justo a un lado de él. Cuando parece que nosotros estamos en medio de tremendos desafíos en nuestras vidas y haciendo la obra del Señor, realmente es nuestro Señor Jesucristo quien está guiándonos y está sosteniendo nuestras manos. Es el Omnipotente Dios que vigila nuestras vidas. Él nos salvó. Él nos protege de Satanás, nos guía y tiene el dominio sobre de nuestras vidas.
Desde que Él se hizo nuestro Amo, Él nos cuida y nos bendice. Pero si nosotros no lo reconocemos como nuestro Amo, Él no puede realizar ese papel. Así como Él es Dios en persona, Él no nos obliga a que le obedezcamos. Aunque Él es el Omnipotente Dios, Él no hace nada por nosotros a menos que nosotros nos ofrezcamos a servirlo como nuestro Amo y pedirle ayuda. Ponga todas sus cargas sobre de Él
Ponga todas sus cargas sobre de Él y así pueda Él cumplir su dominio sobre nosotros. Sírvalo y admita que Él es nuestro Amo. Debido a que estamos muy lejos de ser perfectos, debemos poner todas nuestras cargas cosas sobre Él y debemos pasar toda la responsabilidad sobre Él. Una vez que nosotros ponemos sobre Él a nuestras familias, la vida diaria y todo lo demás, recibiremos la sabiduría de Dios y podremos vivir como Él quiere, manejando todos los problemas con la fe y el poder que Dios nos ha dado.
Nuestros problemas entonces se vuelven de nuestro Señor lo que significa que si nosotros seguimos a Jesús el Omnipotente Dios, Él tomará la responsabilidad por nosotros. Y podremos vivir una vida llena del Espíritu Santo y disfrutar la paz que reside en Él. Como Cristianos fieles, debemos arrodillarnos ante Dios, debemos reconocerle y debemos servirlo como nuestro Amo.
Veamos lo que dice en Filipenses 3:3 sobre qué tipo de fe debemos tener para vivir una vida llena del Espíritu Santo. “Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.” Lo que se entiende aquí por ‘la circuncisión es el que rinde culto a Dios en el Espíritu, se regocija en Cristo Jesús, y no tiene la confianza en la carne.
Para vivir como de la circuncisión nos significa cortar todo el pecado en nuestros corazones y pasarlo adelante a Jesucristo que fue bautizado por Juan. Aquellos que son guiados por el Espíritu deben sus vidas al Espíritu. Ellos sirven a Dios y se regocijan en Cristo Jesús que dice, “Jesús me ha llevado a vivir esta vida gloriosa. Él me hizo justo y me bendijo. Él me dio toda la gracia que yo necesitaba para servirlo.” Nosotros necesitamos vivir así. Ésta es la vida llena del Espíritu Santo. Pablo dijo, “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31).
En Filipenses 3:13-14 dice, “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Dios nos dijo que nos olvidáramos de esas cosas que están detrás de nosotros en el pasado, y que prosiguiéramos hacia delante. Nosotros debemos ir hacia nuestra meta. Sin tener en cuenta nuestros hechos malos o justos, debemos olvidarnos de esas cosas que están detrás de nosotros e intentar alcanzar a esas cosas que están adelante y apresurarnos hacia nuestra meta. Esta meta es servir a Su Voluntad apoyados en Jesucristo creyendo en Él.
Nosotros estamos lejos de ser perfectos, así que tendemos a caer cuando sentimos el aguijón de la carne. Sin embargo mirando hacia Dios y teniendo fe, podemos sobreponernos a todas nuestras debilidades e iniquidades. Cuando Jesucristo fue bautizado por Juan y murió en la Cruz, todos nuestros pecados se transfirieron a Él. Cuando Él se volvió nuestro Salvador a través de Su resurrección, nos dio vidas nuevas gracias a nuestra fe en Él. Por lo tanto, debemos deshacernos de todas esas cosas que están detrás de nosotros, ir hacia adelante y apresurarnos hacia nuestra meta. Para mantener una vida llena del Espíritu Santo
Nosotros debemos seguir a la meta por aquellas cosas que están delante y buscar la meta más alta. Yo espero que usted pueda olvidarse de todas las cosas pasadas tan rápidamente como sea posible si estas son una carga para usted. Hay muchas cosas que no pueden hacerse debido a nuestras debilidades, pero esto de ninguna es preocupación debido lo importantes está en el futuro. Debido a que el futuro es más importante, debemos dar el trono a Jesucristo a través de la fe y ser guiados por Él. Nosotros debemos permitirle decidir cómo viviremos en el futuro y hacer lo que le agrada a Él.Tenemos que vivir como los discípulos lo hicieron.
Podemos llevar una vida llena del Espíritu Santo únicamente si somos fuertes en nuestra fe en la remisión de pecados. Esto es muy importante, veamos 2 Timoteo 2:1-10. “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo. Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio, en el cual sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor; mas la palabra de Dios no está presa. Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna.”
Así como Pablo dijo a Timoteo, el Espíritu Santo nos dice, “esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.”
“Esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.” Esfuérzate en la gracia significa que tenemos que fortalecer nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu creyendo en Él y aferrándose a Él. Jesucristo vino en este mundo para aceptar todos nuestros pecados a través de Su bautismo, murió en la Cruz, resucitó y se volvió nuestro Salvador. Esto significa que nosotros debemos esforzarnos en la gracia de Dios y debemos ser agradecidos a Él. Dios nos salvó y por consiguiente nosotros debemos aceptar la salvación a través de la fe como un regalo de Dios. Ésta es la salvación por la remisión de pecados. No tiene nada por que hacer ofrecimiento mediante oraciones diarias cada mañana o donar dinero para la construcción de una iglesia. Todos estas cosas hacen más daño que bien para recibir la salvación.
Nuestra salvación a través del perdón de pecados significa que Jesucristo, sin tener en cuenta nuestros hechos, fue bautizado para llevarse todos nuestros pecados, entonces murió en la Cruz para borrar todas nuestras transgresiones. Él resucitó para salvarnos de todos nuestros pecados. Los Pastores pueden ser perdonados por sus pecados creyendo en este evangelio de verdad, como hombres comunes. Cualquiera que cree en Jesucristo así, con todos su corazón recibe el perdón de pecado. Por lo tanto podemos tener confianza en la gracia de la salvación y podemos fortalecer nuestra fe.
Si nosotros queremos una vida llena del Espíritu Santo, debemos esforzarnos en nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu. Hay áreas en nuestras vidas donde nosotros no nos medimos, y tenemos nuestras áreas débiles. Por eso debemos esforzarnos en la gracia de la salvación. Cada vez que nuestros fracasos aparecen tenemos que meditar en nuestra fe diciéndonos, “Dios me salvó a través del evangelio del agua y el Espíritu. Jesús perdonó todos mis pecados a través del agua y el Espíritu.” Nosotros nos volvemos justos creyendo en este evangelio y nos fortalecemos teniendo la vida en el Espíritu Santo. Nosotros nos salvamos de todos nuestros pecados y nos hacemos fuertes creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu. Nosotros venimos a ser personas bendecidas a través de nuestra fe.
Pablo dijo, “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Esto es un muy importante. Significa que debemos dedicar nuestras vidas a Dios. “Si, pues, coméis o bebéis.” Nosotros debemos comer, beber y ser fuertes para Dios para hacer Su obra. Nosotros debemos comer las cosas buenas para nuestra salud para predicar el evangelio.
“Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado” (2 Timoteo 2:4). Usted debe llevar una vida llena del Espíritu Santo para predicar el evangelio. Nosotros podemos vivir una vida fiel cuando guiamos nuestra vida para predicar el evangelio. Todos los que viven una vida fiel así, están llenos del Espíritu Santo. Todos debemos esforzarnos para vivir llenos del Espíritu Santo. Incluso las ofrendas que usted hizo a través de su trabajo, debe usarse para el evangelio.
Si usted quiere mantener una vida llena del Espíritu Santo, debe dedicarse al Señor, esté a Su servicio, use su dinero para el evangelio y comparta todas sus alegrías y dolores con Dios. Si queremos llevar este tipo de vida, debemos vivir en la fe con la fuerte voluntad de servir el evangelio.
Muchas personas hasta ahora han llevado una vida para ellos mismos. Ellos han levantado paredes y han acumulado propiedades para ellos siendo amos de sí mismos. Sin embargo, ahora tenemos que vivir para Dios. Debemos tomar a Dios como único Amo. El Señor dice, “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado.” Viviendo la vida de un buen soldado significa ser partidario de las reglas. El Señor resuelve nuestros problemas por nosotros, nos protege y nos guía si vivimos para Él como Sus fieles soldados. Él nos dice que primero busquemos el Reino de Dios y Su justicia (Mateo 6:33).
No hay nada falso en la Palabra de Dios. Si nosotros la seguimos, experimentaremos la veracidad de Su palabra. Pero recuerde que primero usted debe tener la vida en el Espíritu Santo en su corazón. Una persona sin la vida en el Espíritu Santo no puede entregar su propio trono a Dios. Sin embargo, una persona con la vida en el Espíritu Santo puede dar el trono de su corazón a Dios y por eso puede experimentar la llenura del Espíritu Santo y tener felicidad y paz en su corazón.
Vivir en el Espíritu Santo se hará realidad en usted si usted lo entiende y cree en el bello evangelio del agua y el Espíritu. Si usted quiere tener la llenura del Espíritu Santo y quiere vivir una vida bendecida, usted debe servir Dios como el Rey y debe vivir para el bien de Su reino. Entonces usted se llenará del Espíritu Santo y entonces su corazón tendrá vida abundante y próspera y usted ganará las bendiciones de ser los hijos en el Reino de Dios.
Yo he entregado el mensaje a las personas que han recibido la salvación del pecado y la vida en el Espíritu Santo y creyendo en el Señor deben llevar una vida llena del Espíritu Santo. Yo he definido la vida llena del Espíritu Santo y les expliqué cómo puede mantenerse este tipo de vida. Yo también le he explicado esto a usted, y por fe debe entregar su trono al Señor y por fe usted debe servirlo y mantener una vida llena en el Espíritu Santo.
Una vez más, para alguien que tiene la vida en el Espíritu Santo, nacer de nuevo no es el fin. Él tiene que continuar llevando una vida llena del Espíritu Santo. Nosotros debemos saber ciertamente y creer que nuestros espíritus y carne sólo pueden ser bendecidos si nosotros llevamos una vida así.

¡Andad en el Espíritu!

¡ Andad en el Espíritu !

(Gálatas 5:16-26, 6:6-18)
“16Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.
1Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. 3Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. 4Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; 5porque cada uno llevará su propia carga. 6El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. 7No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. 11Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano. 12Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo. 13Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne. 14Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. 15Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. 16Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios. 17De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús. 18Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.”


¿Qué debemos hacer para andar en el Espíritu?
Nosotros debemos predicar y debemos seguir el bello evangelio.
El apóstol Pablo escribió sobre el Espíritu Santo en su epístola a los Gálatas. En Gálatas 5:13-14 él dijo, “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
En resumen, el mensaje es que desde que hemos sido salvados y nos hemos librado del pecado creyendo en el bello evangelio, nosotros no debemos tomar esta libertad como una oportunidad para complacernos en la lujuria de la carne, sino que a través del amor debemos servirnos unos a otros y debemos seguir el bello evangelio. Dios nos ha salvado de todos nuestros pecados, por lo que es justo que prediquemos el evangelio. Pablo también dijo “Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros” (Gálatas 5:15).Andad en el Espíritu para ser lleno del Espíritu Santo.
En Gálatas 5:16 Pablo dijo, “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.” Aquí, Pablo nos dice que si nosotros caminamos en el Espíritu, llevaremos el fruto del Espíritu. El Espíritu Santo nos exige que caminemos en el Espíritu. Pero nosotros vivimos en la carne.
Los seres humanos nacemos con una carne que no puede llevar el fruto del Espíritu. Aun cuando nosotros intentemos caminar en el Espíritu, nuestra naturaleza no puede cambiarse. Por eso sólo aquellos que reciben la vida en el Espíritu Santo creyendo en el bello evangelio pueden caminar en el Espíritu y pueden llevar el fruto del Espíritu.
Cuando la Biblia nos dice que andemos en el Espíritu, significa que debemos predicar el bello evangelio para que otros también puedan ser perdonados de sus pecados. Si vivimos para este bello evangelio, llevaremos el fruto del Espíritu. En otras palabras, no es una cuestión de la naturaleza humana cambiante. Cuando nosotros caminamos con este bello evangelio, nosotros podemos llevar el fruto del Espíritu, a saber amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. El fruto del Espíritu nos ayuda a salvar a otros de sus pecados para que tengan vida eterna. La lujuria de la carne contra los deseos del Espíritu
Pablo dijo, “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gálatas 5:17). Desde que nosotros, quienes hemos sido redimidos, posemos la lujuria de la carne y el Espíritu al mismo tiempo, estos dos elementos siempre se oponen entre sí. El resultado es que ni uno puede llenar nuestros corazones completamente.
El Espíritu nos lleva a desear, de lo más profundo en nuestros corazones, el predicar el bello evangelio y servir al Señor. Nos hace celosos para ocuparnos en las obras espirituales. Nos ayuda a salvar a otras personas de sus pecados predicando el bello evangelio de Dios.
Por otro lado, nuestros deseos avivan la lujuria de la carne para que no podamos vivir en el Espíritu. Éste es el conflicto eterno entre el Espíritu y la lujuria de la carne. Cuando una persona se consume con la lujuria de la carne, termina haciendo los deseos de la carne. La carne impone su deseo contra el Espíritu. Ellos se oponen entre sí, para que no podamos hacer las cosas que deseamos.
Entonces ¿Qué involucra el andar en el Espíritu? ¿Y qué tipos de cosas agradan a Dios? Dios dijo que predicar y seguir el bello evangelio es la clave para caminar en el Espíritu. Él da corazones para andar en el Espíritu a aquellos en quienes mora el Espíritu Santo, para que ellos puedan llevar una vida espiritual. El mandamiento que Dios nos dio fue el de llevar el fruto del Espíritu. “Andad en el Espíritu” fue un orden para guiar a otros para salvarse de sus pecados predicando el bello evangelio. Andar en el Espíritu Santo significa vivir una vida que agrade a Dios.
Para andar en el Espíritu, en primer lugar necesitamos que el Espíritu Santo more en nosotros. Primero tenemos que creer en el bello evangelio que Dios nos dio si nosotros deseamos recibir el gozo del Espíritu Santo que mora en nosotros. Si no creemos en el bello evangelio profundamente en nuestros corazones, no recibiremos la vida en el Espíritu Santo ni obtendremos la salvación de pecado, lo que significa que no podremos caminar en el Espíritu.
El Espíritu nos da el deseo de predicar el bello evangelio, servir al Señor y dar la gloria a Dios. Este deseo viene de un corazón que se dedica a Dios y a predicar el bello evangelio al mundo entero. También viene de un corazón que está deseoso de hacer cualquier cosa para predicar el bello evangelio. Aquellos que creen en el bello evangelio y reciben el Espíritu Santo después de que ellos son perdonados por sus pecados pueden andar en el Espíritu y dedicarse a predicar el evangelio. Ésta es su herencia espiritual.
Aquellos que tienen la vida en el Espíritu Santo obedecen al Espíritu Santo y andan en el Espíritu, debido a que el Espíritu Santo mora en ellos, aunque todavía tienen la lujuria de la carne. Pablo dijo, “Andemos en el Espíritu Santo.” Lo que él quiso decir es que debemos predicar el bello evangelio del agua y el Espíritu Santo que Jesús nos dio para que podamos ayudar a otros a ser perdonados por sus pecados.
A veces mientras andamos en el Espíritu, caminamos según la carne. La lujuria de la carne y el deseo del Espíritu luchan uno con el otro en nuestras vidas, y lo que tenemos que saber y reconocer claramente es que aquellos que tienen la vida en el Espíritu Santo deben vivir la vida andando en el Espíritu. Sólo de esta manera podemos vivir vidas llenas de las bendiciones de Dios. Si aquellos que tienen la vida en el Espíritu Santo se niegan a llevar el fruto del Espíritu, ellos terminan pereciendo llevando el fruto de la carne. Su fruta es perecedera y miserable. Ésa es la razón para que vivamos andando en el Espíritu.
Nosotros hemos oído “Andad en el Espíritu” pero algunos de nosotros podíamos pensar ¿“Cómo puedo hacerlo cuando ni siquiera puedo sentir el Espíritu Santo dentro de mí?” Algunos de nosotros pensamos que sólo podríamos reconocer la vida en el Espíritu Santo si Dios apareciera y nos hablara directamente. Pero esto es un error. El Espíritu nos da el deseo de vivir para el bello evangelio del agua y el Espíritu.
Puede haber tiempos en que estemos seguros que Él mora dentro de nosotros pero no podemos sentirlo debido a que estamos caminando según la carne. Algunos incluso pueden pensar que Él está durmiendo dentro de nosotros. Ellos son los que han recibido el Espíritu Santo pero siguen caminado en la carne.
Estas personas sólo viven conforme a su propia carne y actúan como esta les dicta, pero sufre al final debido a los requisitos insaciables de la carne. Incluso algunos en quienes ya mora el Espíritu Santo tienden a vivir según la lujuria de su carne, debido a que piensan que es natural hacerlo así. Pero aquellos que someten a la carne en el futuro se vuelven esclavos de la carne.
El Señor nos dice que vivamos según el Espíritu. Esto significa sirviendo al bello evangelio. También significa que debemos consagrarnos completamente al bello evangelio del agua y el Espíritu. Regocijándonos en el evangelio y vivir por según el Espíritu. Nosotros tenemos que vivir así aprendiendo lo que significa caminar en el Espíritu. ¿Usted está caminando en el Espíritu?Puede a una persona en quien no mora el Espíritu Santo ¿Andar en el Espíritu?
Aquellos que no nacen de nuevo no saben lo que significa andar en el Espíritu. Así, muchas personas tratan de recibir el Espíritu Santo por mucho tiempo en su propia manera. Ellos piensan que la acción de desear el Espíritu Santo es igual que estar lleno con el Espíritu Santo.
Por ejemplo, cuando las personas se reúnen en ciertas Iglesias para el servicio, el ministro ora en voz alta y todos empiezan a clamar el nombre del Señor. Algunos de ellos hablan en lenguas como si estuvieran llenos con el Espíritu Santo, pero nadie, incluso ellos, puede entender lo que están diciendo. Entretanto, algunos de ellos se caen a tierra y sus cuerpos empiezan a temblar en éxtasis. Ellos han sido poseídos ciertamente por los demonios pero piensan que han recibido el Espíritu Santo. ¡Entonces viene el alboroto cuando las personas gritan, “Señor, Señor!” Ellos invocan al Señor, derraman lágrimas y aplauden. Este fenómeno normalmente lo llaman “estar lleno con el Espíritu Santo.”
¡El ministro habla en lenguas golpeando el púlpito, y las personas gritan “Señor! ¡Señor!” Ellos aman este tipo de atmósfera y algunos igualmente dicen que vieron una visión del árbol del conocimiento del bien y del mal en el Jardín del Edén y que ven el rostro de Jesús durante su catalepsia impía. Ellos yerran sus hechos como resultados de su falta de entendimiento acerca de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo.
“Andad en el Espíritu.” Esto es lo que Dios le dice a aquellos que nacen de nuevo. Significa hacer las cosas que le agradan a Él. Pablo comparó las obras de la carne con el fruto del Espíritu Santo. Él dijo, “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23).
“Andad en el Espíritu” significa predicar el bello evangelio y salvar a otros de sus pecados. Si nosotros lo hacemos así, podremos llevar el fruto del Espíritu. El fruto del Espíritu es que el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y la templanza y nosotros solo podremos llevar este fruto cuando vivimos para el bello evangelio. Si uno sirve y predica el bello evangelio, sacrificándose para él, entonces se puede vivir una vida espiritual llena del Espíritu Santo.
Como fruto del Espíritu, “la bondad” significa hacer hechos buenos. También significa virtud. Mantenerse virtuoso para el bello evangelio y hacer algo para beneficio de otros es la bondad. Lo más bueno a la vista de Dios es predicar el evangelio para el beneficio de otros.
Y la “bondad” es sentir compasión por las personas. Aquellos que tiene gracia para con otros estarán en paz sirviendo el evangelio con paciencia y bondad. Aquel que anda en el Espíritu está contento ver la obra del Señor cumplida, ama Su trabajo, ama a otros y es fiel en todas las cosas. Aunque nadie les dio una obligación que hacer, los que tienen el gozo de vivir en el Espíritu Santo son fieles en Su trabajo hasta que éste sea cumplido. Es bondadoso y mantiene la templanza. Él tiene el fruto del Espíritu. La persona que tiene el Espíritu Santo dentro de sí tiene que andar en el Espíritu. Sólo si lo hace así, puede llevar el fruto del Espíritu.
Usted también puede llevar el fruto del Espíritu si usted anda en el Espíritu. Pero si usted no lo hace así, usted terminará caminando en la lujuria de la carne. Las Escrituras dicen en Gálatas 5:19-21, “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”Los obras de la carne son evidentes
Los obras de la carne son evidentes. La primer obra de la carne es el “adulterio” que significa llevar a cabo una relación impropia con el sexo opuesto. El segundo es “la fornicación.” El tercero es “la inmundicia.” El siguiente es “la Lascivia,” qué significa ser lujurioso. El quinto es “la idolatría,” que significa servir a los ídolos en lugar de a Dios. El sexto es “la hechicería.” El séptimo es “el odio.” Si una persona sin el Espíritu Santo anda según la carne, él no puede más que mostrar su odio por los demás según su naturaleza pecadora. El octavo es “los pleitos.” Esto significa reñir con nuestros amigos o familiares. Los otros son “celos, iras, contiendas.” Todos éstos son característicos de las personas que andan en la carne.
El décimo las “disensiones.” Cuando una persona sólo anda según la carne, es imposible para él hacer la obra de la iglesia y en el futuro terminará dejando la iglesia de su propia voluntad. El undécimo son las “herejías.” Quién anda en la carne lo hace así para satisfacer su propia voluntad. Pero esa vida es tan diferente de la voluntad de Dios que en el futuro queda fuera del bello evangelio. La herejía significa tergiversar la verdad bíblica. Nadie que tenga fe en la Palabra de Dios y la vida en el Espíritu viene a quedar fuera de la voluntad de Dios. Las “envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas” también son obras de la carne. Aquellos que sólo caminan según la carne practican tales cosas hasta el fin. Por eso el Señor dice, “Andad en el Espíritu.” Nosotros, los que hemos nacido de nuevo, tenemos que caminar en el Espíritu.
Aquellos que no nacen de nuevo no tienen mas que la lujuria de la carne en sus corazones. Por eso ellos llegan a cometer “fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría.” Los falso ministros que no nacen de nuevo practican “la hechicería” en sus seguidores para persuadirlos a donar mucho dinero. Ellos les dan responsabilidades importantes y la posición mas alta de la iglesia a aquellos que donan el más y más. Aquellos que viven por la carne muestran su “odio” para con los demás. Ellos dividen las iglesias en muchas denominaciones, se jactan de su propia denominación y censuran a las demás como herejes. “Enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias” están todas en los corazones de aquellos que no han nacido de nuevo. Y serán lo mismo para nosotros los santos si sólo caminamos según la carne.El Espíritu hace que el Cristiano que ha nacido de nuevo lleve el fruto del Espíritu Santo
Aquellos que nacen de nuevo deben vivir para predicar el bello evangelio. Como es muy duro para nosotros seguir al Señor solos, nosotros debemos servir al bello evangelio uniéndonos a la iglesia de Dios. Tenemos que orar juntos y consagrar nuestras energías para ser de aquellos que andas en el bello evangelio del Espíritu. Las personas que caminan en el Espíritu viven para predicar el evangelio del agua y el Espíritu. En otras palabras, caminar según la carne significa vivir la vida sólo para a sí mismo mientras que andar en el Espíritu significa trabajar para salvar las almas de otros. Muchos Cristianos nacidos de nuevo llevan este tipo de vida. Ellos viven para el bien de otros.
Hay un número grande de personas alrededor del mundo que no han oído el bello evangelio ni una sola vez. Nosotros amamos a las personas en África y Asia. Amamos a todos en Europa y América así como en las islas más apartadas. Nosotros debemos mostrar nuestro amor presentándoles el evangelio del agua y el Espíritu.
Nosotros debemos andar en el Espíritu. No hay ninguna ley contra esto. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:22-23). ¿Hay alguna ley que puede estar en contra de esto? No. Ésta es la ley del Espíritu que debemos obedecer. Pablo nos dijo que camináramos en el Espíritu. Así como nuestro Señor dio Su vida por nosotros los pecadores, nosotros debemos predicar el evangelio a otros. Otros salvos de sus pecados están caminando en el Espíritu. Nosotros debemos caminar en el Espíritu.
Pablo dijo en Gálatas 5:24-26, “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.” Nosotros debemos vivir para salvar las almas perdidas si nosotros vivimos en el Espíritu. Debemos hacer la obra del Espíritu y debemos caminar con Él. El Espíritu Santo que Dios nos dio nos guía a vivir con Jesucristo en nuestros corazones. El Espíritu Santo es el Rey de amor. Dios nos usa como vehículos de Su amor.
Pablo dijo, “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:24). Él también dijo que aquellos que han nacido de nuevo han muerto junto con Jesucristo. Aquellos que nacen de nuevo ya se han muerto con Jesús. Nosotros no lo comprendemos, pero nos morimos con Jesucristo cuando Él fue crucificado para pagar por nuestros pecados. En otras palabras, el hecho de que Jesucristo fue crucificado significa que usted y yo nos morimos con Él en la Cruz. Su muerte fue nuestra muerte y Su resurrección simboliza la garantía de nuestra resurrección. Usted y yo vivimos y morimos en Jesucristo a través de nuestra fe. Nosotros necesitamos tener esta fe. Nuestra fe nos lleva a andar en el Espíritu.
Dios nos ha dado el poder para andar en el Espíritu. Por consiguiente, quienes hemos sido perdonados de todos nuestros pecados debemos andar en el Espíritu. Aquellos que han recibido el Espíritu Santo deben estar agradecidos porque sus pecados fueron perdonados y deben dedicarse a predicar el bello evangelio para la salvación de los perdidos. Aunque uno sea perdonado por sus pecados y nacido de nuevo, este será apartado de la iglesia del Señor e incapaz de servirlo si vive en la lujuria de la carne. Usted y yo debemos vivir por el evangelio del agua y el Espíritu hasta el Día de nuestro Señor Jesucristo.Nunca se vuelva vanaglorioso, sino viva la llenura del Espíritu Santo
Pablo dijo, “No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.” ¿Que es lo que significa vanagloria? Es caminar según la lujuria de la carne. Hay muchas personas en este mundo que viven para su propia vanagloria. Muchas personas aumentan riquezas, buscan la supremacía, el amor y la belleza mundana y viven para el aquí y el hoy. No hay fidelidad en ellos, y decaerán y desaparecerán conforme pase el tiempo. Por eso que las personas que caminan según la carne se les dice vanagloriosas. ¿Aun cuando las personas tienen riquezas, paz real y satisfacción en sus corazones? El fruto de la carne en el futuro se desmorona. Las cosas terrenales son inútiles a las almas de otros y sólo son para ellos mismos. Ellos sólo son buenos para su propia.
La Biblia dice, “Hay quienes reparten, y les es añadido más; Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza” (Proverbios 11:24). Aquellos que no nacen de nuevo tratan de tener demasiado dinero. Debido a que las cosas mundanas les significan todo a ellos, no hay lugar en su vida para cuidar de otros. Por eso ellos sólo aman y se preocupan de sus propias vidas. Pero dice la Biblia que hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. Las personas caminan en la lujuria de la carne, y los resultados son igual que encontrarse con un ladrón y terminar el muerto. Todas estas cosas son resultado de la vanagloria.Aquellos que aman seguir los deseos del Espíritu
Pablo quiso vivir una vida en el Espíritu. Y así lo hizo. Él nos enseñó a vivir bien a través de la Palabra de Dios. Él dijo en Gálatas 6:6-10, “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también cosechará. Porque el que siembra para su carne, de la carne cosechará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”
Pablo aconsejó a aquellos que conocen la Palabra de Dios a compartir todas las cosas buenas con sus maestros. Él quiso decir “las cosas buenas” fue agradable al Señor salvar las almas perdidas a través de una vida andando en el Espíritu y predicando el evangelio. Aquellos que nacen de nuevo deben unirse a aquellos que enseñan y andan en el Espíritu y que también tienen la misma mente, amor y el mismo criterio.
“Haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.” Las cosas buenas significa salvar a otros de sus pecados a través de la iglesia. Pablo nos dijo que hiciéramos todo en una misma mente, en una misma oración y en el mismo sentir. Nosotros debemos hacer la obra del Señor juntos.
Pablo dijo, “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también cosechará.” Aquí, “ser burlado” significa “ironía y risa con desprecio.” Así que “No os engañéis; Dios no puede ser burlado” significa no sea irónico ni se ría con desprecio de Dios. Por ejemplo, uno no debe tomar la Palabra de Dios ligeramente, traduciéndola en sus propias palabras y no creyendo en ellas. Pablo dijo, “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Esto significa que quién siembre carne cosechará corrupción, pero quién siembre en el Espíritu cosechará vida eterna.
¿Qué segaremos si nosotros vivimos por el bello evangelio del agua y el Espíritu? Nosotros recibiremos la vida eterna y la salvación de nuestros pecados. Nosotros segaremos el fruto del Espíritu llevando las almas de otros a la redención de sus pecados y a la vida eterna a través de las bendiciones de Dios.
¿Pero qué hay de las personas que viven para su propia carne? Ellos cosechan corrupción y no hay nada más que muerte en su fin. No hay nada para ellos después de su muerte. El hombre nace con las manos vacías y muere con las manos vacías.
Si ellos hacen la obra de salvar otros de sus pecados, ellos cosecharán el fruto del Espíritu y tendrán la vida eterna. Pero si siguen caminando según la lujuria de la carne, terminarán cosechando corrupción. Entonces él cosechará maldiciones y pasará esas maldiciones a otros. Por lo tanto, Pablo que sabía todo acerca de vivir por la fe nos aconsejó que no camináramos según la carne.
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.” Pablo era un siervo de Dios que anduvo en el Espíritu. Cuando las personas ven en la Biblia que él caminaba en el Espíritu, algunos pueden pensar que el Espíritu Santo le habría pedido directamente que hiciera las cosas como así: “Pablo, vaya a la izquierda y reúnete con alguien” o “debes evitar a tal hombre.” Pero esto es falso.
Él anduvo en el Espíritu predicando el evangelio de salvación a otros y ayudando a salvar sus almas. Pablo también sirvió al Señor unido con aquellos que también anduvieron en el Espíritu. Entre Cristianos, había personas que no andaban en el Espíritu sino más bien andaban según la lujuria de la carne. Ellos no le dieron la bienvenida a Pablo sino que se le opusieron e incluso lo calumniaron. Pablo dijo que él no quería nada con aquellos que lucharon en su contra y calumniaron a los discípulos de Jesucristo.
Si usted quiere andar en el Espíritu, usted tiene que vivir por el evangelio. El perseguido y circuncidado Pablo en Gálatas 5:11 dice, “Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz.” Los circuncisos eran aquellos que abanderaron la práctica de circuncisión, diciendo, “aun cuando uno nace de nuevo por la fe en Jesús, tiene que ser circuncidado. Si él no se circuncida en la carne de su prepucio, no es un hijo de Dios.” ¿Por qué lo perseguían? Pablo creyó que la redención y la bendición de vida eterna llegaron sólo por la fe en el bautismo de Jesús y Su sangre en la Cruz. Esto es lo que él predicó.
La fe que hace a las personas justas proviene de aprender la verdad y predicarla. Pablo consideró que la verdad del agua y el Espíritu para él fue muy importante. Él creyó que aquellos que conocieron la verdad pudieran andar en el Espíritu y que ya no había ninguna necesidad a ser circuncidaos. Esto es lo que él predicó. Pero los circuncisos creían que la circuncisión era una parte esencial de la fe de una persona en la salvación. Sin embargo no hay otro evangelio enviado por Dios, y por consiguiente no debemos agregarle ni substraerle nada.
Cuando Pablo anduvo en el Espíritu, fue ignorado y perseguido por sus compañeros judíos. “Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo. Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne. Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación” (Gálatas 6:12-15). Y Pablo le dijo a los circuncisos, “Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo.”
Pablo les reprochó a aquellos que anduvieron según la lujuria de la carne. Ellos de hecho anduvieron según la lujuria de la carne y había muchas personas como ellos. Pablo terminó sus relaciones con ellos. Pablo les dijo, “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.” Jesucristo fue bautizado por Juan para llevarse todos los pecados del mundo y murió en la Cruz para salvar a Pablo y todas las personas que han sido llamadas por El Señor nuestro Dios. Pablo dijo, “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.” Pablo que estaba muerto al mundo vivió de nuevo a través de Jesucristo.
Nosotros estamos realmente muertos en Jesucristo. Pero a veces nos olvidamos de esta verdad. Nosotros debemos creerlo. Si nosotros no tenemos fe en esta verdad, estamos limitados por la lujuria de la carne y por nuestras familias, y esto nos impide andar con el Señor. Nuestra carne es tan débil que incluso nuestras familias no pueden ayudarnos a seguirlo. Sólo el Señor puede ayudarnos. Pero ahora nosotros hemos sido crucificados al mundo. ¿Cómo un hombre muerto puede ayudar a las personas vivas en los asuntos terrenales? Las personas que están muertas en este mundo no pueden poseer las cosas del mundo.
Jesús fue resucitado. Su resurrección nos permitió nacer de nuevo a una nueva vida espiritual. Aquí nosotros tenemos nuevo trabajo, nueva esperanza, nueva familia. Nosotros somos personas nacidas de nuevo. Nosotros, como soldados del cielo, tenemos la responsabilidad de predicar la Palabra de Dios. Pablo confesó que él se volvió un hombre ayudando a otros a lograr la salvación no a través de medios físicos sino usando métodos espirituales. Él dijo que él ya había muerto y había nacido de nuevo en Jesucristo. Esforcémonos a ser el tipo de personas que se atreven a dar la misma confesión de nuestra fe.
Pablo dijo en Gálatas 6:17-18, “De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús. Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.” Pablo llevó las marcas del Señor Jesús. Él no cuidó de su salud para el Señor para andar en el Espíritu. Él ni siquiera podía escribir, cuando gradualmente había perdido su vista. Así algunas Epístolas Paulinas fueron escritas por sus compañeros como Tito cuando él estaba hablando Palabra de Dios. Aunque él estaba débil físicamente, él estaba contento de poder andar en el Espíritu y dijo, “aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día” (2 Corintios 4:16).

Pablo nos aconseja que seamos el tipo de personas que andan en el Espíritu. Él también dice, “Andar en el Espíritu significa vivir para el evangelio.” Usted y yo debemos tener presente lo que andar en el Espíritu significa. No debemos ser objetos de vanidad y en cambio si debemos servir y vivir para el evangelio. Caminemos en el Espíritu por fe el resto de nuestras vidas.
Ahora al creer realmente en el evangelio del agua y el Espíritu, el Espíritu está en nuestros corazones. Dios nos responderá si oramos de acuerdo con el evangelio. Llevar el fruto del Espíritu significa andar en el Espíritu y redimir a las almas. Usted puede llevar el fruto del Espíritu, a saber el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, cuando usted ande en el Espíritu y viva para el evangelio. Para predicar el evangelio del agua y el Espíritu, debemos sufrir, permanezca tolerante, ejercite la bondad y haga lo bueno para el perdido.
El fruto del Espíritu llega a aquellos que salvan almas perdidas haciendo lo correcto, predicando el evangelio que los guía a recibir la vida en el Espíritu Santo. Esto es lo que significa llevar el fruto del Espíritu y andar en el Espíritu.



El Evangelio de Su Bautismo que nos hizo limpios

El evangelio de Su bautismo nos hizo limpios

(Efesios 2:14-22 )
“14Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. 17Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. 19Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”


¿Que ha alejado al hombre de Dios?
Su pecado

El hijo adoptado debido a la pobreza


Ha pasado medio siglo desde el fin de la Guerra coreana. Pero dejó las tremendas heridas entre el pueblo coreano. Como consecuencia de la Guerra coreana, muchos niños y jóvenes fueron adoptados en países extranjeros. Aunque las fuerzas de las Naciones Unidas vinieron a Corea y nos ayudaron enormemente en ese momento, muchos hijos fueron dejados huérfanos de padre después de que los soldados salieron.
Muchos de los soldados de la ONU que tenían esposas e hijos aquí, dejaron atrás a sus familias cuando ellos volvieron casa. Entonces muchos de estos niños fueron abandonados de nuevo por sus madres y fueron enviados para adopción a los países extranjeros. Realmente fue muy afortunado que estas personas jóvenes pudieran encontrar padres adoptivos y crecer muy bien.
Estos hijos adoptados comprendieron que ellos lucían muy diferentes de sus padres y sus vecinos cuando ellos crecieron más, y aprendieron que fueron adoptados de un país llamado Corea. ‘¿Por qué mis padres me abandonaron? ¿Me enviaron a este país por que me odiaron?’ Con sus mentes jóvenes, estos hijos no podían entender lo que había pasado.
Su curiosidad y odio hacia sus padres actuales empezaron a crecer en con el anhelo de encontrárselos. ‘¿Me pregunto como lucen mis padres? ¿Cómo pudieron abandonarme? ¿Lo hicieron debido a que me odiaban? No, había una razón probablemente para esto.’ Ellos probablemente tenían muchas dudas y a veces incluso sentían odio extremo. Y en otros momentos ellos probablemente resolvían ya no pensar en esto. Antes de que fueran conscientes de todo esto el tiempo había pasado y los niños crecieron para ser adultos. Se casaron, tuvieron hijos y formaron sus propias familias.
Yo me interesé en estos niños a través de un programa de la T.V. local. En este programa, un reportero de la T.V. entrevistó a una mujer que vive ahora en Alemania que había sido adoptada. Esta mujer estaba por sus años veintes en ese momento y estaba estudiando teología. Al principio, la mujer intentó evitar la reunión con los reporteros debido a que no quería que nadie más se diera cuenta que ella fue adoptada. El reportero la persuadió para que entendiera que aceptar una entrevista ayudarían a controlar las adopciones a los países extranjeros. La mujer estuvo de acuerdo.
Una de las preguntas del reportero fue, ¿“Qué diría usted si pudiera encontrarse a sus padres reales? ¿Sobre qué tiene usted curiosidad?” La mujer contestó, “yo quisiera entender por qué ellos tuvieron que ponerme en adopción. Yo quiero preguntarles si ellos me odiaron.” Su madre de nacimiento vio la entrevista de la mujer en la T.V., avisó a la emisora, y dijo que ella quería conocer a su hija. Así fue cómo las dos vinieron a encontrarse.
La madre fue muy temprano al aeropuerto y esperó por la llegada de su hija. Cuando la mujer joven surgió de la salida, su madre sólo pudo llorar.
Estas dos personas nunca se habían encontrado cara a cara. La primera vez que la madre vio su hija como adulto fue cuando ella apareció en la T.V. Aunque ellas hablaban idiomas diferentes, ellas podían hablar con sus corazones, y a través de las emotivas miradas que intercambiaron. Ellas se tocaron el rostro una a la otra mientras la madre rogó pidiendo perdón por lo que ella había hecho. Todo lo que ella pudo hacer fue lamentarse y repetir que ella lo sentía mucho.
La madre llevó a su hija a casa y comieron juntas. Claro, la hija habló sólo en alemán y la madre coreano por lo que ellas no pudieron comunicarse verbalmente. Pero de algún modo el hecho que ellas eran madre e hija les permitió hacerse entender. Ellas conversaron mucho sin palabras y se expresaron a través de gestos, tocándose sus rostros y hablando con sus ojos y sus corazones.
Cuando ella volvió a Alemania, la hija supo que su madre del nacimiento la amó. Los mismos reporteros que habían dirigido la entrevista anterior antes de su salida una vez más fueron a ella. “No hubo necesidad de preguntar por qué mi madre me había dado en adopción. Mi madre aun ahora es pobre. Las personas adineradas en este país son tan ricas que manejan automóviles extranjeros, pero mi madre todavía está viviendo en la pobreza.” Ella continuó diciendo, “aunque yo no le hice a mi madre esta pregunta y no recibí una respuesta de ella, yo podía ver que ella me envió fuera para que me salvara de la pobreza. Por eso yo no sentí necesidad de hacerle esa pregunta, y debido a que todas las dudas y el odio ahora se han ido.”Las gentes se apartan de Dios debido al pecado en sus corazones.
¿Por qué nos separamos de Dios, y por qué no podemos estar cerca de Él? La mujer que fue puesta en adopción aprendió que su madre de nacimiento le envió fuera para que se salvara de la pobreza. ¿Es la misma verdad de Dios? Dios nos creó a Su propia imagen. ¿Qué podía separarnos de Él? La respuesta es Satanás, quien tentó al hombre para cometer el pecado, y el pecado lo separó de Dios.
Originalmente, Dios creó al hombre a Su propia imagen y amorosamente amó Su creación. Los hombres eran hechos como un recipiente para el amor de Dios y que poseyeran más nobleza que cualquier otra creación. Sin embargo, un ángel caído llamado Satanás trabajó para apartar al hombre de Dios. Satanás tentó al hombre para no creer en la Palabra de Dios, y le hizo comer la fruta del árbol del conocimiento del bien y del mal.
El hombre así fue separado de Dios debido a su pecado. El hombre fue desobediente a Dios. El hombre no comió la fruta del árbol de la vida que daba la vida eterna y qué Dios le permitió, sino en cambio comió la fruta prohibida que le dio conocimiento del bien y del mal. El resultado fue que ese hombre fue separado de Dios.
Previamente el hombre objeto del amor de Dios, desobedeció y se separó de Él fuera de toda arrogancia. Debido a que al pecado vino a morar en su corazón, el hombre se apartó en el futuro de Dios. Después de eso, el hombre vivió durante mucho tiempo apartado de Dios y se quejaba, ¿“Por qué Dios nos abandonó después de que Él nos hizo? ¿Por qué Él nos permitió cometer el pecado? ¿Por qué Él nos envía al infierno después de hacernos débiles? Habría sido bueno si en primer lugar Él no nos hubiera hecho así.” Nosotros vivamos con muchas preguntas, así como con curiosidad, dudas y odio antes de que nosotros naciéramos de nuevo.
Cuando yo vi a la mujer adoptada en el programa de T.V., comprendí que la relación entre el hombre y Dios es igual que la relación que ella tenía con su madre real. Ninguna tribulación, malentendido, maldición o pecado de cualquier tipo podían separar al hombre de Dios bajo cualquier circunstancia. También, podía entender que aunque la relación entre Dios y el hombre está basada en el amor, todavía era posible que ocurrieran equivocaciones.
Así como la madre no había mandado fuera a su hija por causa del odio, así Dios no se separó del hombre por causa del odio sino debido al pecado. No hay ninguna razón para que Dios odie al hombre y ninguna razón para los hombres odien a Dios. Nosotros nos amamos. La razón por la que el hombre permanece separado de Dios es que él se volvió pecador después de sucumbir al engaño de Satanás. Dios nos ha abrazado a través de Jesús
“Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas” (Efesios 2:13-15). El Señor fue bautizado por Juan y se llevó todos los pecados del mundo para abolir la ley de los mandamientos. Él entonces derramó Su sangre en la Cruz para salvar al hombre de sus pecados y permitirle ser abrazado por Dios. Dios ahora ha abrazado aquellos que fueron limpiados por Él.
¿Usted alguna vez ha imaginado un mundo sin agua? No hace tiempo, yo asistí a una reunión Bíblica que se encuentra en la Ciudad de Inchon, uno de los puertos más grandes en Corea dónde la red de agua potable no trabajó en ese momento por unos días y pensé, ‘las Personas de aquí no pueden vivir sin el agua.’
Si Dios hiciera esta carencia de agua en el mundo durante un mes, sería imposible vivir en las ciudades debido al olor penetrante, suciedad y sed. Nosotros debemos entender el valor de agua que Dios nos dio. Así como el agua es una necesidad absoluta para los humanos, el bautismo que Jesús recibió de Juan en el río Jordán es igualmente indispensable.
Si Jesús no hubiera venido a este mundo para ser bautizado por Juan, entonces ¿Cómo podrían los creyentes en Jesús recibir la remisión de pecados? Así como las personas no pueden vivir sin el agua, todos en este mundo nos habríamos muerto en nuestros pecados si Juan no hubiese bautizado a Jesús.
Sin embargo, desde que por el bautismo de Jesús se llevó todos nuestros pecados, nosotros ahora podemos sentirnos seguros en el conocimiento que nuestros corazones se han limpiado y que hemos sido bendecidos con la salvación. El bautismo de Jesús es crucial para nuestra fe. Además, Su bautismo es completamente necesario para nosotros recibir la vida en el Espíritu Santo.
Pedro, uno de los discípulos de Jesús dijo, “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva – ‘el bautismo,’ por la resurrección de Jesucristo” (1 Pedro 3:21). La declaración de Pedro dice que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista y que derramó Su sangre para salvarnos de nuestros pecados. El bautismo de Jesús que lavó todos los pecados del mundo es el verdadero evangelio.
Ahora miremos el pasaje sobre la fuente de bronce escrito en Éxodo 30:17-21. “Habló más Jehová a Moisés, diciendo: Harás también una fuente de bronce, con su base de bronce, para lavar; y la colocarás entre el tabernáculo de reunión y el altar, y pondrás en ella agua. Y de ella se lavarán Aarón y sus hijos las manos y los pies. Cuando entren en el tabernáculo de reunión, se lavarán con agua, para que no mueran; y cuando se acerquen al altar para ministrar, para quemar la ofrenda encendida para Jehová, se lavarán las manos y los pies, para que no mueran. Y lo tendrán por estatuto perpetuo él y su descendencia por sus generaciones.”
En el tabernáculo había una fuente de bronce que era puesta entre el tabernáculo de reunión y el altar, y qué contenía agua para lavar. Si esta fuente no hubiera estado en el tabernáculo, cuan sucios habrían sido los sacerdotes que ofrecían los sacrificios.
¿Cuánta sangre y suciedad mancharía a los sacerdotes que estaban ofreciendo los sacrificios diarios para las personas y poniendo sus manos en las ofrendas del pecado y degollándolas? Si no hubiera habido fuente en el tabernáculo, el sacerdote se habría ensuciado mucho.
Esto es por lo cual Dios preparó la fuente para que ellos pudieran permanecer cerca de Él con las manos limpias. Los pecadores pasaron sus pecados poniendo sus manos en la cabeza de las ofrendas del pecado, y entonces los sacerdotes los sacrificaban a Dios en su nombre. Dios preparó la fuente de bronce para que los sacerdotes pudieran entrar en el lugar santo, y para que se pudieran lavar con agua, para que ellos no murieran. Ni siquiera un sacerdote podía entrar en el lugar santo manchado con la sangre de un animal. Por eso los sacerdotes lavaron toda la suciedad con el agua de la fuente para permanecer cerca de Dios después de haber ofrecido los sacrificios por las personas.El bautismo de Jesús lavó todos los pecados del mundo.
A través del bautismo de Jesús por Juan en el río Jordán, se transfirieron todos los pecados del mundo sobre Él. Y Su inmersión total en el agua simbolizada Su muerte y Su emersión del agua representó Su resurrección. En otras palabras, Jesús fue bautizado por Juan para tomar todo el pecado del mundo, pagó el precio del pecado y murió en la Cruz. Su muerte fue para pagar el precio por nuestros pecados y Su resurrección nos dio la vida eterna.
Si nosotros no creyéramos que Jesús se llevó todos nuestros pecados a través de Su bautismo, nuestros corazones estarían llenos de pecado. En tal caso, ¿Cómo sería posible permanecer cerca de Dios? El evangelio de la remisión de pecados no es una doctrina de una denominación sino la verdad de Dios.
Nosotros no podemos llevar nuestra fe sin el conocimiento perfecto, en otras palabras, nosotros no podemos vencer al mundo si nosotros realmente no consideramos que Jesús fue bautizado por Juan. Así como todo ser viviente necesita el agua para sostenerse vivo, nosotros necesitamos la remisión de pecados y el agua del bautismo de Jesús para vivir por la fe y entrar en el Reino de Cielo. Jesús tuvo que ser bautizado, murió en la Cruz y resucitó para salvarnos de nuestros pecados. Éste es el evangelio del agua y el Espíritu en el que debemos creer con todo nuestro corazón.
Aunque Jesús fue crucificado con muerte de Cruz, Él no había hecho nada para merecer tal castigo. Él vino a este mundo para lavar nuestros pecados, fue bautizado a la edad de 30, y se volvió nuestro Salvador a través de Su muerte en la Cruz a la edad de 33. Dios quiso hacernos Sus hijos a la humanidad no importa cuan frágil y pecadores fuéramos. Por eso Jesús fue bautizado. Dios nos dio al mismo tiempo la remisión de pecados y el don del Espíritu Santo.
“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). Usted tiene que saber y creer que Jesús fue bautizado para lavar todos nuestros pecados. Aun cuando uno es un Cristiano nacido de nuevo, si uno no medita en la verdad que Jesucristo se llevó todos los pecados del mundo a través de Su bautismo, su corazón se ensuciará pronto. Debido a que nosotros somos seres corpóreos, somos responsables incluso de ser ensuciados por el pecado en la vida diaria. Por eso siempre tenemos que vivir por fe, meditando en el bautismo de Jesús, Su sangre, y Su resurrección. Esta fe nos levanta hasta el día en que nosotros entramos en el Reino del Cielo.
Jesús no tenía opción sino ser bautizado y morir por nuestros pecados, así que debemos creer que haciendo esto, Él nos trajo la salvación. No hay nada más que podamos hacer sino creer en este bello evangelio para ser liberado de todos los pecados del mundo.
Nosotros damos gracias al Señor que nos dio el evangelio del agua y el Espíritu. El regalo más grande que Dios nos dio fue enviar a Su Hijo unigénito para salvarnos de todos nuestros pecados a través de Su bautismo y sangre.
La razón por la que nosotros no podíamos permanecer cerca de Dios y estábamos obligados a vivir apartados de Él era que nosotros teníamos el pecado en nuestros corazones. Jesús fue bautizado por Juan para llevarse todos los pecados del mundo y murió en la Cruz para quitar la pared de separación que había entre Dios y el hombre. La relación entre Dios y hombre fue restaurada por Su bautismo y sangre. Nosotros le agradecemos por estos regalos. El amor del padre físico hacia su hijo es grande, pero es incomparable al amor de Dios mediante el cual Jesús nos salvó a los pecadores.

El bautismo de Jesús y Su sangre son ambos importantes. ¿Si no hubiera agua en este mundo, alguna cosa viviente sobreviviría? Sin el bautismo de Jesús, no habría nadie sin pecado en su corazón. Si Jesús no hubiera sido bautizado y si Él no se hubiera muerto en la Cruz, nadie habría recibido la remisión de pecados. Afortunadamente, Jesús fue bautizado e hizo el último sacrificio por nosotros. Aunque somos débiles y falibles, podemos recibir el Espíritu Santo creyendo en Su bautismo y sangre en la Cruz.
Las personas que creen en el bautismo de Jesucristo y en su muerte en la Cruz pueden permanecer cerca de Dios, pueden orar y pueden alabarlo. Nosotros podemos ahora alabar al Señor y rendirle culto debido a que nos hemos vuelto Sus hijos. Ésta es la bendición y gracia de Dios. El evangelio del bautismo de Jesús y Su sangre en la Cruz es verdaderamente maravilloso. Todos nosotros podemos recibir la salvación y la vida en el Espíritu Santo creyendo en este bello evangelio.